El 18 de abril el Papa Francisco recibió en Audiencia Privada a los participantes en la Asamblea General de ACISJF – IN VIA  celebrada en Roma del 16 al 20 de abril. En sus palabras de bienvenida el Papa hizo hincapié en la labor de Asistencia Social que realizamos y nos animó  a continuar en esa línea. Hizo especial mención a las casas de acogida; a los nuevos desafíos del mundo actual, en particular la inmigración y en nuestra actuación al servicio de la vida y de la dignidad de las personas, testimonio de que  «la vida autentica en el Hijo de Dios, hecho carne, es inseparable de su propio don……, del servicio» (Evangelii gaudium, n. 88).

Saludo Papa 2Finalizó con el deseo de que crezca en nosotros el sentimiento de pertenencia a la Iglesia, que es una gran familia. Y a continuar anunciando la alegría del Evangelio, considerando la diversidad de culturas, de tradiciones religiosas y los orígenes diversos de los jóvenes que demandan nuestra acogida.

El Papa Francisco saluda a la Presidenta de España, María Antonia Avilés.

 

 

 

 

Intervención de Su Santidad el Papa Francisco en la Audiencia privada a las participantes en la Asamblea Internacional

DISCURSO DEL SANTO PADRE a la Asociación Católica Internacional de Servicios para la Juventud Femenina (Acisjf-In Via)   (Sábado 18 de abril de 2015)   Queridos hermanos y hermanas, Les doy la bienvenida, miembros de la Asociación Católica Internacional de Servicios para la Juventud Femenina en ocasión de su Asamblea General. Deseosos de volver a encontrar en estos lugares el empuje que dio lugar a la creación de su Asociación, con el apoyo de mi predecesor el Papa León XIII. y de manifestar hoy su fidelidad al sucesor de Pedro. Les expreso mi gratitud por su compromiso generoso al servicio de los jóvenes que viven en situaciones de precariedad y sufrimiento. Su numero creciente y la multiplicidad de formas de pobreza que los agobian nos interpelan y deben despertar una creatividad nueva para ofrecerles el apoyo material y espiritual que necesitan. ¡Sí, es una verdadera alegría servir a los demás, siguiendo a Jesús! Con actividades permanentes de acogida y con una reflexión dirigida a tomar en cuenta los nuevos retos generados por el mundo actual, como el fenómeno migratorio, la acción de ustedes se pone al servicio de la vida y de la dignidad de la persona, testimoniando que “la verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, (…) del servicio” (Ex. Apost. Evangelio gaudium, n. 88). Los jóvenes que acompañan necesitan antes que nada atención y escucha. Así pueden ayudarlos a crecer en confianza, a tener puntos de referencia y a progresar en una madurez humana y espiritual alimentada por valores evangélicos. Les deseo que puedan ser para ellos testigos creíbles para que hagan la experiencia de la alegría de sentirse amados por Dios, su Padre, y llamados a la alegría. Al mismo tiempo, los invito a que se dejen instruir por estos jóvenes que acompañan y ayudan. En el corazón de sus dificultades, muy a menudo son ellos que dan testimonio de estas virtudes esenciales: fraternidad y solidariedad. Nos recuerdan también que somos frágiles y que dependemos de Dios y de los demás. ¡Que la mirada misericordiosa de Dios Padre nos alcance y nos ayude a acoger nuestras pobrezas para seguir adelante con confianza y para comprometernos juntos en esta “revolución de la ternura” cuyo camino abrió Jesús con su Encarnación!. Es hermoso ser sus discípulos-misioneros para consolar, iluminar, aliviar, escuchar, librar, acompañar. La esperanza que brindó con su resurrección es una fuerza de vida que penetra el mundo (Ibíd. n. 276) y en la que pueden sostenerse cada día, puesto que responde a las aspiraciones más profundas de los corazones.   Queridos amigos, les deseo que crezca en sus corazones el sentido de pertenencia a la Iglesia que es una gran familia. Les invito a seguir anunciando a todos la alegría del Evangelio, considerando la diversidad de culturas, de tradiciones religiosas, de orígenes de los jóvenes que ustedes quieren servir, como riquezas que piden ser acogidas con respeto. ¡Que la fraternidad que les une se refuerce para llevar a cabo con entusiasmo su misión al servicio de los pequeños hacia quienes Jesús tiene un amor de predilección! Los confío a la intersección de la Virgen María, y pido a Dios que los colme de sus Bendiciones, como también a los jóvenes que acogen y a sus familias. Y les pido por favor que recen por mi.

 

 

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