Lo que sin duda caracterizó a Antonia Louisa Brico durante toda su vida fue la perseverancia, constancia y pasión por la música, tres rasgos que la fortalecieron para enfrentarse a un mundo liderado por hombres y ante una sociedad que no veía con buenos ojos los planes que tenía esta mujer. Antonia se acerca a la música primero a través del piano, instrumento que estudia desde los 10 años. Brico es un ejemplo de superación y perseverancia. Durante numerosas décadas del siglo XX luchó incansablemente para hacerse un lugar entre los grandes de la música clásica, pero su destreza como directora chocó siempre con su condición femenina. La imposibilidad laboral y social que sufrían las mujeres. Una condición femenina completamente banalizada y ahogada. Antonia Brico nos ejemplifica esta falta de interés en lo liderado y protagonizado por la mujer, en una primera mitad del siglo XX donde se suceden las producciones culturales que debemos a artistas de género femenino. Antonia no pudo disfrutar de la plenitud de su carrera como directora, para que se le negó el acceso al circuito musical de la época: a pesar de haber dirigido con éxito las mejores orquestas del mundo, continuaba sin el reconocimiento profesional que brindaba el hecho de ser residente en una de ellas.

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